Algunos de estos mitos:
- El hipnotizador tiene un “poder especial” para inducir hipnosis. En absoluto, el hipnotizador no debe de tener otras habilidades que las propias de un buen terapeuta, además claro está de los conocimientos necesarios para desarrollar esa técnica.
- El individuo hipnotizado no puede falsear el relato de una situación o acontecimiento. El material recordado al ser recuerdos emocionales de experiencias traumáticas puede ser inexacto, si bien su validez emocional es lo que más nos interesa y con lo que mas debemos trabajar, ya que, en muchos casos no es la propia experiencia lo que causa el trauma sino como valora y percibe la persona dicha experiencia.
- En hipnosis, el sujeto realizará cualquier cosa que el hipnotizador le pida. El límite hasta donde se deja influir la persona lo fija ella misma.
- La hipnosis supone la pérdida de control del comportamiento del sujeto. En todo momento el sujeto controla lo que puede o quiere dejarse influir.
- La hipnosis requiere una actitud pasiva. Muy al contrario, el sujeto hipnotizado debe esforzarse en utilizar sus habilidades cognitivas con el fin de experimentar subjetivamente las modificaciones sugeridas.
- La hipnosis crea dependencia. En principio podría crear dependencia si la propia persona no aprendiese las técnicas hipnóticas, algo que actualmente con la práctica auto-hipnótica puede soslayarse.
- La hipnosis es peligrosa. No es peligrosa siempre que este tipo de técnicas sea realizada por profesionales con experiencia. Lo más importante de la hipnosis no es hipnotizar sino cómo utilizar las sugestiones hipnóticas adecuadamente durante una intervención terapéutica.
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